17 de enero de 2019

Regreso con gloria


Destrucción (Destroyer)
Dirección: Karyn Kusama
Guión: Phil Hay y Matt Manfredi
Estados Unidos/2018

Josefina Sartora


Regreso triunfal de Nicole Kidman. Es la opinión unánime de la crítica ante la actuación de esta estrella que, después de una carrera muy despareja, algo errática en sus elecciones, con tantos altos como bajos, desarrolla una performance magistral dirigida por Karyn Kusama. Y paradójicamente, la lleva a cabo a espaldas del lucimiento de aquella belleza perfecta que la hiciera famosa. Kidman encarna a una policía detective que arrastra una enorme culpa de su pasado, por una situación que no ha podido superar.

Gracias a una extraordinaria obra de maquillaje, su personaje atraviesa dos épocas, el presente de un crimen reciente y el pasado de diecisiete años antes, cuando –recién iniciada- se infiltra junto al un compañero (Sebastian Stan) en una banda de ladrones. Si bien sabemos desde el inicio que esa misión acabó mal, flashbacks alternados van develando detalles y sorpresas. Bella en aquella época, hoy la agente Bell está abatida, desgarbada, con pelo ceniciento y su rostro y cuello surcados de arrugas y sombras. Intratable, alcohólica, nadie la tolera, todos la desprecian, y es bastante culpable de que su familia se haya desmembrado. Esa mujer destruida está decidida a saldar las cuentas de aquel pasado que arruinó su vida. Nunca Kidman lució tan oscura, siniestra, y por ello, muy interesante.


El guión combina tópicos de cine noir, buddie films y melodrama familiar, con demasiados giros, que se intenta cerrar en el final, de manera algo forzada. Kusama ya había dirigido un guión de Phil Hay y Matt Manfredi, La invitación, con similar estructura de flashbacks alternos, y cuyos personajes también tratan de superar un dolor del pasado. Pero en aquella ocasión logró un pequeño gran fil, mientras que ahora se queda en la superficie del drama, con unos villanos de caricatura. Y por añadidura, cuando llegamos a la escena de mayor acción, del robo al banco, quedamos decepcionados.

Kidman logra una de sus mejores actuaciones, después de otras apariciones correctas en películas de Sofia Coppola, Yorgos Lanthimos y en la serie Big Little Lies. Su rol está muy lejos de los que encara habitualmente, y con cero glamour resulta totalmente convincente, muy superior al resto del film. Pocas veces una mujer ha recibido las palizas que soporta la agente Bell, algo infrecuente en una película dirigida por una mujer. Kidman obtuvo con esta performance una nominación al Globo de Oro y seguramente será candidata al Oscar, ya que la Academia adora nominar actores y actrices transformados por el maquillaje, como ocurrió con su actuación de Virginia Woolf en Las horas, Oscar que recibió gracias a una nariz postiza.

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