24 de mayo de 2019

Rock del otro lado


Leto
Dirección: Kirill Serebrennikov
Guión: Kirill Serebrennikov, Mikhail Vidov, Lili Idova, Ivan Kapitonov, basado en las memorias de Natalia Naumenko
Rusia-Francia/2018

Josefina Sartora


Celebramos el estreno de Leto (Verano, pero estrenada con su título original, el de una famosa canción), una rara avis en las carteleras argentinas. Rara, en principio, por ser el primer estreno proveniente de Rusia en 2019. Rara, también, por su tema: se trata de un film sobre el rock ruso, en la Leningrado de los años ’80, desde una mirada actual.

Aunque no muy conocidos en Argentina, los personajes son reales: Mike Naumenko (Roman Bilyk) lideraba Zoopark, una prominente banda de rock muy inspirada en la música occidental, de grupos como Velvet Underground, los Beatles, Bowie, The Doors, Lou Reed. Eran épocas del vinilo, y también de Brezhnev, de censura en las letras de las canciones, de públicos muy moderados por la presencia de vigilancia implacable en los auditorios del Partido. Serebrennikov elige una alta cuota de ironía para mostrar la célebre censura soviética. Esa juventud vivía el rock como su forma de expresión, su rebeldía pero también su exilio interior, en una vital comunidad. Ellos son los primeros emergentes de un cambio que se agudizaría hasta derivar diez años más tarde en la caída de la Unión Soviética.

A esa comunidad llega un nuevo cantante, Viktor Tsoi (Teo Yoo), un músico con ancestros coreanos, con su propia banda, admiradores de Mike, quien los apadrina y lanza a la fama. Mike vive con su mujer Natasha (una radiante Irina Starshembaum) y su bebé en un departamento comunal, y no tarda en crearse un trío amoroso, tan franco como platónico. Posteriormente Viktor y su trío crecerán hasta devenir más importantes o famosos que su mentor: Kinó, la banda más admirada de Rusia.


Primer estreno de Serebrennikov (El estudiante, Traición) en Argentina, solo visto hasta ahora en el Bafici, su film irradia melancolía, y no solo por el impecable, prístino blanco y negro de Vladislav Opelyants que evoca la mejor tradición fotográfica del cine de Europa del Este. Basada en las memorias de Natalia Naumenko, Leto evoca una época pasada, la de su juventud, recreada con gran fidelidad desde la madurez y en su encierro por oponerse a las políticas de Putin. Serebrennikov terminó de editarla durante su prisión domiciliaria, y no pudo acudir a su estreno en Cannes 2018 ni en Moscú. Su cuadro trasciende el nudo de la juventud rusa de los ’80 y podría expandirse a la de toda la época. El film incluye tomas en Súper 8 en color, y segmentos alucinantes con animación y grafías, con versiones de algunos clásicos de entonces y de siempre. Que pueden resultar demasiadas, sí, pero allí están para los apasionados del rock. Hay un personaje que en reiteradas ocasiones exhibe un cartel o dice con mirada a cámara “Nada de esto ocurrió”, poniendo en evidencia el dispositivo, cuestionando la verosimilitud de la historia, entre la realidad y el artificio.

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