Leto
Dirección: Kirill Serebrennikov
Guión: Kirill Serebrennikov, Mikhail
Vidov, Lili Idova, Ivan Kapitonov, basado en las memorias de Natalia Naumenko
Rusia-Francia/2018
Celebramos el estreno de Leto
(Verano,
pero estrenada con su título original, el de una famosa canción), una rara avis
en las carteleras argentinas. Rara, en principio, por ser el primer estreno
proveniente de Rusia en 2019. Rara, también, por su tema: se trata de un film
sobre el rock ruso, en la Leningrado de los años ’80, desde una mirada actual.
Aunque no muy conocidos en Argentina, los
personajes son reales: Mike Naumenko (Roman Bilyk) lideraba Zoopark, una prominente
banda de rock muy inspirada en la música occidental, de grupos como Velvet
Underground, los Beatles, Bowie, The Doors, Lou Reed. Eran épocas del vinilo, y
también de Brezhnev, de censura en las letras de las canciones, de públicos muy
moderados por la presencia de vigilancia implacable en los auditorios del
Partido. Serebrennikov elige una alta cuota de ironía para mostrar la célebre
censura soviética. Esa juventud vivía el rock como su forma de expresión, su
rebeldía pero también su exilio interior, en una vital comunidad. Ellos son los
primeros emergentes de un cambio que se agudizaría hasta derivar diez años más
tarde en la caída de la Unión Soviética.
A esa comunidad llega un nuevo cantante,
Viktor Tsoi (Teo Yoo), un músico con ancestros coreanos, con su propia banda,
admiradores de Mike, quien los apadrina y lanza a la fama. Mike vive con su
mujer Natasha (una radiante Irina Starshembaum) y su bebé en un departamento
comunal, y no tarda en crearse un trío amoroso, tan franco como platónico. Posteriormente
Viktor y su trío crecerán hasta devenir más importantes o famosos que su
mentor: Kinó, la banda más admirada de Rusia.
Primer estreno de Serebrennikov (El
estudiante, Traición) en Argentina, solo visto hasta ahora en el Bafici, su
film irradia melancolía, y no solo por el impecable, prístino blanco y negro de
Vladislav Opelyants que evoca la mejor tradición fotográfica del cine de Europa
del Este. Basada en las memorias de Natalia Naumenko, Leto evoca una época
pasada, la de su juventud, recreada con gran fidelidad desde la madurez y en su
encierro por oponerse a las políticas de Putin. Serebrennikov terminó de
editarla durante su prisión domiciliaria, y no pudo acudir a su estreno en
Cannes 2018 ni en Moscú. Su cuadro trasciende el nudo de la juventud rusa de
los ’80 y podría expandirse a la de toda la época. El film incluye tomas en
Súper 8 en color, y segmentos alucinantes con animación y grafías, con
versiones de algunos clásicos de entonces y de siempre. Que pueden resultar
demasiadas, sí, pero allí están para los apasionados del rock. Hay un personaje
que en reiteradas ocasiones exhibe un cartel o dice con mirada a cámara “Nada
de esto ocurrió”, poniendo en evidencia el dispositivo, cuestionando la verosimilitud
de la historia, entre la realidad y el artificio.
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