5 de junio de 2019

¿Es la melancolía un patrimonio de la juventud?


De nuevo otra vez
Dirección y guión: Romina Paula
Argentina/2019

Josefina Sartora


A Romina Paula le gustan los adverbios, las construcciones circunstanciales. De nuevo otra vez se presenta como un espejo de su novela Acá todavía, y tal vez el título de la película remita a las circunstancias que narraba la novela, al estado de indecisión, de parálisis que atravesaba la protagonista, reiterado en este film. Algunos la ven como la continuación de aquella novela. Si en ella el impasse se producía al quedar embarazada, ahora el hijo ya tiene unos tres años, y se instala con su madre en casa de su abuela. La madre (Romina Paula, detrás y siempre delante de la cámara) atraviesa una crisis en su matrimonio y en su identidad, su pareja ha quedado en Córdoba y ella se toma un tiempo para ordenarse y descubrir su verdadero deseo, que “anda suelto como bola sin manija”.


Basada en un apoyo documental, Paula construye una ficción. Como en su novela, es fuerte el peso de lo autobiográfico: la película abre con las fotos familiares, con los miembros de la familia en distintas situaciones, que se reiterarán en el film. Por otro lado, ella regresa a su casa familiar real, la madre en la ficción  es su madre real (Mónica Rank), y Ramón es su hijo. Todos los momentos familiares bordean lo documental: la madre de formación germánica habla a su nietito en alemán, reiterando conductas que seguramente tuviera con sus hijos, en un peculiar vínculo con el idioma. Teniendo el apoyo incondicional de su madre, la protagonista –innominada- se permite suspender las contradicciones propias de la maternidad y probar momentos de libertad, indagar en la soltería, volver a frecuentar a sus amigas, probar nuevas experiencias. Aunque ninguna la deje del todo satisfecha. Y si en la novela la protagonista partía desde la homosexualidad y llegaba a la maternidad, aquí acaso recorra el camino inverso.

Artista talentosa y multifacética, actriz, novelista, dramaturga, directora (acabamos de ver su performance en la Bienal 19), en su opera prima cinematográfica se rodea de conocidos: Esteban Bigliardi la acompañó en algunas películas de Matías Piñeiro, actuó en su obra Fauna y participó de la puesta de su Cimarrón en el teatro Cervantes junto a Denise Groesman, presente también en la película. Mariana Chaud es dramaturga y directora, además de actriz.


Las obras de Paula tienen un fuerte costado conceptual, que no falta en el film y en este caso constituye tal vez su lado más débil, en una película que tiene su fuerza. Los personajes son filmados frontalmente mientras desarrollan un discurso sobre distintas ideas acerca de la naturaleza y la ciudad, el deseo, la maternidad, la condición de la mujer, la nueva juventud, siempre sobre la posibilidad de un nuevo orden. Fuertemente autorreferencial, algo melancólica, la historia trasciende sin embargo lo individual para devenir reflejo de la problemática de toda su generación, de la gente de clase media intelectual que atraviesa la crisis de los cuarenta, que cuestiona las elecciones hechas, y encuentra más preguntas que respuestas. Como en sus obras anteriores, no hay certezas para esa mujer dubitativa, que atraviesa un umbral más, sin saber qué hay del otro lado.

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