3 de febrero de 2020






Teoría del ascensor
Sergio Chejfec
Buenos Aires, Entropía, diciembre de 2017
222 páginas






Iniciar la lectura de un nuevo libro de ese eximio escritor que es Sergio Chejfec es adentrarse en mundos paralelos, ubicuos, indefinidos, observados con su lúcida mirada que desentraña los detalles más insólitos de la realidad, o las pericias de sus pares escritores de Latinoamérica. No es sólo de ascensores y guías de teléfono que se ocupa este último libro. También la escritura de Chejfec recorre espacios exteriores, ciudades, desde Buenos Aires a sus dos sucedáneas, Caracas y Nueva York.

Pura literatura de la indeterminación, su escritura es documental, trasciende las categorías de ensayo o ficción. Ávido lector, su libro es una variadísima reflexión sobre la literatura: Chejfec hace una atenta lectura –podría decirse: una reescritura- de sus contemporáneos. Su pluma es siempre sutil y perspicaz, tan incisiva como iluminadora así trate sobre la poesía de Mercedes Roffé, la de Igor Barreto, de Carlos Ríos o los textos de Saer y Cortázar, los libros de Victoria de Stefano, sobre Zama o acerca de las trampas de la traducción. O su personal análisis del cine de Béla Tarr. El autor parece estar hablando de sí mismo en muchos casos, en un juego de correspondencias, de apropiaciones, como al referirse a Sebald. Es como si la obra de Chejfec transitara en uno de esos ascensores que menciona, ya sean ellos verticales u oblicuos, permitiendo desplazamientos diagonales en recorridos ramificados, en un tiempo propio, fuera de todo lugar.


Josefina Sartora
(Nota publicada en Le Monde Diplomatique Nº 234, diciembre de 2018)

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